Ensayo Ética para Amador.- Camila H. y Yona P.

INTRODUCCIÓN

El libro “Ética para Amador” es una narración que relata la vida de un padre y su hijo, en la cual el autor busca trasmitirle el arte de la buena vida, la clave de saber escoger entre lo que es el bien y el mal y aquello a lo que llamamos libertad.
Por medio de 9 capítulos, el autor intenta explicar una especie de lineamientos los cuales, si uno los sigue, puede llegar a vivir la buena vida, por medio de ejemplos y causas de la vida misma.
Él muestra los pro y los contra de las acciones y las consecuencias que estas tienen tanto en nuestra vida, como en la sociedad en que vivimos, ya que si bien es cierto podemos obrar por y para nosotros, nuestros actos repercuten en aquellos que nos rodean.

Capítulo I
De qué va la ética
Existe una gran variedad de conocimientos, los cuales no interfieren en nuestra vida. Va en la voluntad de uno si quiere aprenderlos o no, aceptando así lo que ignoramos. Sin embargo, hay cosas esenciales que debemos saber.
Podemos vivir de varias maneras, pero hay maneras que no dejan vivir. Pero dentro de todo, el saber lo que nos conviene y lo que no es imprescindible para nuestra vida, por lo que a lo conveniente le llamamos “bueno” y lo no conveniente le llamamos “malo”.
Debemos tener claro que dentro de eso hay cosas buenas que nos pueden hacer mal y viceversa. Algunos piensan que lo mejor es el dinero, pero el dinero vacío no sirve de nada.
Nadie discute lo que está fundado, si las cosas son así, es porque así tienen que ser. Cuando se nos presenta el ejemplo de termitas guerreras que luchan por defender el termitero, no se cuestiona si merecen un premio por su valentía, simplemente hacen lo que tienen que hacer. Por otro lado está Héctor en la Ilíada, que espera a Aquiles para enfrentarse a él, sin embargo, a Héctor si se le considera valiente, ¿por qué no así a las termitas? La diferencia está en que Héctor quiere hacerlo.
Al final desarrollamos todo con la palaba libertad. Los animales solo son como son, no eligen, están programados para serlo. Los humanos también estamos programados por nuestra cultura, sin embargo nosotros tenemos la opción de elegir. Nuestra libertad es nuestra fuerza, pero no todos manejamos la libertad, se nos da mejor saber lo que limita esa libertad. Al no ser libres no tenemos culpa; es más fácil decir que no hay libertad.
En síntesis, los humanos tenemos la opción de elegir lo bueno y lo malo, por lo que podemos equivocarnos; algo que a los animales no les pasa. Al saber vivir es a lo que llamamos ética.
Reflexión:
 La libertad es una capacidad que solo la desarrolla el ser humano, a diferencia del resto de los animales somos capaces de elegir sobre nuestra propia vida,  para ello debemos ser conscientes que todo tiene su límite.

Cuando somos pequeños, todo es mucho más simple porque estamos condicionados por nuestros padres, al pasar a la adolescencia nuestra sed de libertad se hace cada vez más grande y cuando ya tenemos la mayoría de edad para ser capaz de hacer lo que queremos, no sabemos que es lo que realmente nos conviene o lo que realmente queremos ser.
La vida no es fácil ya que estamos constantemente cuestionándonos si la decisión que tomamos fue la correcta, si la carrera que elegimos fue la mejor, en fin, si la vida que tenemos es la que realmente queremos.
Ser libres trae consigo una serie de responsabilidades, debemos ser capaces de diferenciar lo bueno de lo malo y aprender a tomar decisiones complejas que no siempre nos benefician. Aquí es cuando entramos en contacto con la ética, puesto que es el ideal de cómo vivir.
Capítulo II
Ordenes, costumbres y caprichos
A veces las circunstancias nos imponen elegir entre dos opciones que no queremos. A veces uno hace lo que quiere sin querer hacerlo. No nos pasamos la vida pensando en lo que nos conviene y lo que no, la mayoría de las cosas las hacemos mecánicamente, si le damos muchas vueltas al asunto nos paralizamos. Cuando reflexionamos a esto encontramos un motivo, a los que podemos llamarlos ordenes, costumbres o también caprichos, cada uno dirige la conducta. Cada motivo tiene un peso y eso nos condiciona.
Las órdenes por lo general nos las dan “por nuestro bien”, las costumbres se dan por “comodidad” y también por presión de los demás, las que nos hacen obedecer ciertas órdenes.
Ambos vienen de fuera, son impuestos. Por el contrario los caprichos vienen de dentro, son lo que nosotros queremos.
Reflexión:
Si bien el autor en este capítulo tiene mucha razón, de vez en cuando debemos darnos el tiempo de reflexionar sobre estos motivos, ya que como bien lo dice, las órdenes muchas veces las aceptamos y realizamos aun cuando no estamos de acuerdo con ellas.

Si fuésemos el capitán del barco no querríamos perder ni la carga ni los tripulantes pero lamentablemente como se da la situación a veces debemos ceder un poco, nos guste o no. Aquí es cuando entramos en conflicto con nuestra ética personal, comenzamos a pedir consejos a nuestro otro yo y analizamos la situación desde una perspectiva humanista, llegando tal vez, a la decisión más acertada que sería dejar la carga, la vida de mis tripulantes tiene un valor mucho mayor, con mucho esfuerzo y dedicación recuperaremos la carga, pero si por mi ambición decido arriesgar la vida de hombres inocentes y aún más la mía, éstas no las poder recuperar aun haciendo mi mayor esfuerzo.
En cabio, las costumbres están en un nivel intermedio puesto que muchas veces no nos damos ni cuenta que las hemos adquirido, son hábitos que se nos inculcan desde pequeños como lavarnos los dientes, otras son tan cotidianas que no podríamos comenzar un día normal sin realizarlas, como en mi caso escuchar música en la micro.
Los caprichos están al contrario de las ordenes, los realizamos simplemente porque queremos, pienso que son una parte mucho más egoísta de nuestro yo interior, sencillamente los hacemos para satisfacer una supuesta necesidad, de hecho si nos pusiéramos a analizar de la misma manera como analizamos las ordenes nos daríamos cuenta que los caprichos están de más.

Capítulo III
Haz lo que quieras
Todo es cuestión de capricho, de la libertad. Libertad es decir, pero hay que darse cuenta de lo que se está diciendo, es decir, debemos pensar dos veces lo que haremos antes de dejarnos llevar. Si lo pensamos dos veces, en la primera podría ser por orden o costumbre, pero en la segunda comenzamos a analizar el porqué de la orden y porque lo hare. Pasa lo mismo con las costumbres, y también con mis caprichos.
Puede haber órdenes, costumbres o caprichos que sean motivos para hacer, pero en otros casos no tiene porque ser así, nunca una acción es buena solo por ser una orden, costumbre o capricho, hay que razonar. Cuando se es niño es válido guiarse por esto,

pero al llegar a adultos debemos ser capaces de inventarnos la vida y no dejarnos llevar por lo ya inventado, sin dejar de lado lo que se nos ha impuesto.
La ética de un hombre libre nada tiene que ver con los premios o castigos. Buscar siempre una recompensa no te hace mejor que un esclavo al que se le castiga siempre.
Moral es un conjunto de comportamientos y normas que se aceptan como válidos. Ética es la reflexión de porque se consideran válidos.
Dentro de la ambigüedad de lo bueno, para algunos ser bueno significara ser resignado y paciente, para otros, lo será el emprendedor. No es fácil decidir lo bueno porque no sabemos para qué sirven los humanos, no es fácil determina una virtud. Para determinar quién es bueno o malo habrá que ver las intenciones que mueve a cada uno.
Reflexión:
¿Cómo podemos considerar si una persona es buena o mala?, ¿será tal vez por sus acciones, o por sus buenos actos? sinceramente son interrogantes complejas. Es lo que a diario muchos nos preguntamos ¿Qué debemos hacer para que nuestra sociedad nos considere buenas personas? La verdad es que por ahí va el error que muchos cometemos, puesto que intentamos hacer el bien para satisfacer al resto y no porque realmente nos interesa hacer una buena acción. Estamos rodeados por personas que esperan algo de nosotros, y al mismo tiempo esperamos siempre algo a cambio, son contados con los dedos las personas que hacen buenas acciones para sentirse mejor como personas.
Considero que para llegar a ser completamente una buena persona no basta realizar obras de caridad para quedar como solidaria al frente de un determinado grupo,  si no que debemos reparar el error desde la raíz, cada vez que pensemos en hacer el bien, reflexionemos para que realmente lo haremos, cuando seamos capases de hacer el bien para crecer como humanos y seamos capaces de dejar de lado las opiniones del resto, nos convertiremos sin pensarlo en buenas personas.




Capítulo IV
Darte la buena vida
Decir “haz lo que quieras” es referirse a plantearse las cosas desde uno mismo, de la voluntad. Aunque al decirle a alguien que haga lo que quiera, es darle una orden de todos modos.
Si decides dejar de ser libre y venderte como esclavo, lo estás haciendo porque quieres, eliges que otro elija por ti. Estamos condenados a la libertad.
El hacer lo que se quiera, no es sinónimo de hacer un capricho, a veces con la gana no se gana. A veces los hombres queremos cosas contradictorias que entran en conflicto entre ellas, hay que tener prioridades.
Cuando oímos el “haz lo que quieras”, pensamos muchas cosas y al final lo encerramos en un “quiero darme la buena vida”.
La ética no es más que el intento racional de cómo vivir mejor. Si no interesamos en ella es porque nos gusta la buena vida. La buena vida humana es buena entre seres humanos, de lo contrario no puede ser ni buena ni humana.
Queremos ser tratados como humanos, y debemos tratar al resto como tal, de eso depende la humanidad. El hombre no es solo una realidad natural, también es cultural.
El lenguaje es la base de la cultura, hace que nos comuniquemos y entendamos significados, el lenguaje lo heredamos.
Hablarle y escuchar a alguien es tratarlo como persona. La humanización es un proceso reciproco: darse la buena vida es darle la buena vida a los demás.
Reflexión:
 Es quizás el término más utilizado cuando ya lo único que queremos hacer es nuestro capricho, pero ¿Qué es lo que en verdad queremos? Esto es lo que nos da el punta pie para que en verdad nos pongamos a pensar en si lo que quiero hacer es conveniente o no para lograr la buena vida. El ser humano al buscar la buena vida no debe dejar de relacionarse con su cultura, ya que es esta quien le entrega gran parte de las herramientas que necesitará para enfrentar la vida, y a su vez la sociedad lo necesita

para seguir creciendo. Es por esto que al hacer lo que se quiera y buscar la buena vida, debemos preocuparnos por el bienestar de los demás, ya que para encontrar mi buena vida, debo darle también buena vida al resto.

Capítulo V
¡Despierta, baby!
El deseo de tener más y más dinero no es del todo sano, lo que poseemos nos poseen.
Es un error pensar que las personas son cosas. Al fastidiar a los demás, nos fastidiamos a nosotros mismos. Como las personas no somos cosas, necesitamos cosas que las cosas no tienen. Si tratamos a los demás como cosas no conseguiremos amistad, respeto ni amor. Tratar a las personas como tales y no como cosas, hace posible que nos devuelvan lo que solo una persona puede darle al otro.
Cuando lo único que nos importa es el dinero nos quedamos solos, ya que como no nos importa nadie, a nadie le importamos.
La ética lo que intenta es averiguar en que consiste en el fondo la dichosa buena vida que nos gustaría tener. Debemos prestar atención a la disposición de reflexionar respecto a lo que hacemos, y a intentar precisar el sentido de la buena vida que queremos vivir. La primera e indispensable condición ética es la de estar decididos a vivir de cualquier modo. Lo esencial esta en comprender.
Reflexión:
 Un ser humano, para poder vivir humanamente, es decir, tener buena vida, siempre necesitará del apoyo y afecto que solo otro ser humano puede darnos. El obtener dinero en abundancia o cosas materiales se puede convertir en nuestro objetivo, dejamos de lado las personas, provocando que ellas en efecto espejo, nos dejen de lado a nosotros y quizás el éxito de conseguir lo que queremos nos haga feliz por un momento, pero esas cosas no nos pueden entregar lo que en esencia necesitamos para vivir, y al final pero estaremos solos, y con eso, vacíos por dentro. Debemos tener presente que el vivir con menos dinero, o con menos cosas materiales, pero con amor sincero y reciproco de quienes me rodean, me harán más rico que cualquier otra cosa.

Capítulo VI
Aparece pepito grillo
La única obligación que tenemos es no ser imbéciles, pero imbécil es aquel de espíritu débil. Existen 5 tipos de imbéciles: el que dice que todo le da igual, el que cree que lo quiere todo, el que no sabe lo que quiere y no se molesta en averiguarlo; es conformista sin reflexión o rebelde sin causa, el que sabe lo que quiere y porqué; pero termina haciendo lo que quieren los otros dejando lo que él quiere para después, y por último el que quiere con fuerza y ferocidad pero confunde la buena vida con lo que le hará mal. Estos necesitan apoyarse en cosas de afuera, nunca logran vivir la buena vida.
Para evitar la imbecilidad es preciso prestar atención. Lo contrario a moralmente imbécil es tener conciencia. La conciencia debe tener los siguientes rasgos: saber que no todo da igual porque queremos vivir humanamente bien, desarrollar un buen gusto moral y renunciar a buscar coartadas que disimulen que somos libres y por tanto razonablemente responsables de las consecuencias de nuestros actos.
Lo malo es lo que no nos deja vivir la buena vida, por lo que debemos evitar el mal por egoísmo. Aquel que es egoísta sin ser imbécil, es el que quiere lo mejor para sí mismo.
Hay que ser realmente imbécil para creer que es mejor vivir rodeado de pánico y crueldad que entre amor y agradecimiento. Los humanos necesitamos para vivir bien algo que solo los otros humanos pueden darnos y que no podemos robar, porque al hacerlo pierde su buen gusto y se convierte en veneno.
Egoísta consecuente es aquel que sabe de verdad lo que le conviene para vivir bien y se esfuerza por conseguirlo; no saben ser egoístas. Habría que recetarle un poco de conciencia.
El poder no concede amor ni respeto verdadero, sino adulación, temor y servilismo.
El exterior, es decir la forma física no define tu interior. Si te amas de verdad, intentas exteriorizar tu interior. Sin embargo, si luchas por aparentar lo que no eres, terminas convirtiéndote en algo peor que va más allá de lo físico. Cuando consigues cosas para aparentar, el remordimiento por lo que has hecho para conseguirlo te va amargando.


El remordimiento viene del darnos cuenta de que obramos mal, no hay peor castigo que darse cuenta de que uno está boicoteando con sus actos lo que en verdad quiere ser. El remordimiento viene de nuestra libertad.
Lo serio de la libertad es que tiene efectos que no se pueden cambiar, puedes engañar al de afuera, pero no a ti mismo.
Ser responsable es saberse libre, afrontar las consecuencias de los actos, enmendar lo malo y disfrutar lo bueno. Aquel que quiere dimitir su responsabilidad cree en lo irresistible, en cuanto esto aparece uno deja de ser libre y se convierte en marioneta. Lo irresistible es una superstición inventada por lo que temen a la libertad.
Responsabilidad es saber que cada uno de mis actos me va inventando, al elegir lo que quiero hacer me transformo poco a poco.
Reflexión:
Para estar, actuar y ser, hay que tener conciencia, aquella que nos ayuda a pensar realmente a profundidad si lo que hacemos está dentro de lo bueno o lo malo. A veces por conseguir un objetivo nos volvemos egoístas, pero hay que tener cuidado, ya que no siempre el fin justifica los medios, y no siempre se podrá justificar el egoísmo. Es esta conciencia también, la que nos ayuda a evitar ser imbéciles, a poder afrontar la vida con la responsabilidad de sabernos libres, de actuar con libertad pero asumiendo las consecuencias que ese acto pueda tener. Cada cosa que hacemos nos construye como personas, por lo tanto debemos tener conciencia de las cosas que hacemos, porque de eso dependerá que tipo de persona somos.

Capítulo VII
Ponte en su lugar
Por muy semejantes que sean los hombres no está claro cuál sea la mejor manera de comportarse respecto a ellos. Puedo encontrarme con mentirosos, ladrones, adúlteros y criminales, pero no debo olvidar que son iguales de humanos que yo. Aquel humano que obra mal no deja de ser humano. A los hombres se les debe tratar con el mismo cuidado que se trata una cosa muy frágil.

Una característica nuestra como humanos es la de imitación. Si no fuéramos copiones, tendríamos que empezar siempre todo desde cero. Por eso es importante el ejemplo que damos, ya que se nos tratará como tratamos.
La gente mala es así porque siente miedo, soledad o porque son tratados sin amor ni respeto.
La mayor ventaja que podemos obtener de nuestros semejantes es la de complicidad y afecto; la amplificación y refuerzo de mi humanidad. El canalla no sabe que la libertad es algo que busca contagiarse.
La diferencia entre el que ha nacido para ratón y el que ha nacido para león, es que el primero se pregunta “que me harán” mientras que el segunda se pregunta “qué haré”, el ratón obliga que lo quieran si quererse a sí mismo, el león se quiere; por ende quiere al resto, el ratón evita hacer cosas en contra para que no se las hagan a él, el león considera a su favor todo lo que hace a favor de los demás. El primer perjudicado cuando perjudico a alguien soy yo.
Tratas a los demás humanamente consiste en ponerse en su lugar, saber a otro como mi semejante es comprenderle desde adentro. Donde hay cruce hay reconocimiento de que yo puedo ser tú y viceversa. Nada de lo que es humano me puede parecer ajeno, sin importar las condiciones en que este yo o el otro. Todo hombre tiene derecho a que otro intente ponerse en su lugar y entender lo que hace y siente.
El único interés absoluto es ser humano entre los humanos. Ponerse en el lugar de otro implica participar de algún modo en sus pasiones, sentimientos, dolores, etc., sentir simpatía por él. Lo que no significa darle siempre la razón ni tampoco comportarse de la misma manera. Es hacer un esfuerzo de objetividad, no ocupar su sitio. Nadie puede ser justo por ti si tú no te das cuenta que debes serlo para vivir bien.
Reflexión:
A menudo nos enfrentamos a la situación de ver a otro de una determinada forma, los prejuicios están a la orden del día, siempre es más fácil criticar a alguien, aunque ni siquiera lo conozcamos. Eso es propio de los seres humanos, pero nos hace cada vez peores personas. Para poder tener una opinión acerca de alguien debemos ponernos en su lugar, conocer su situación, su historia, como piensa, lo que siente, y por ende,

comprender el porqué de su actuar, y desde aquí, ayudarlo, quizás a mejorar un poco su actuar, prestarle apoyo, saber que no está solo y que tiene alguien con quien contar. Al hacer esto, dejamos los prejuicios atrás y al ayudar a cierta persona, nos ayudamos a nosotros mismos a mejorar nuestra forma de ser, y ciertamente de actuar.

Capítulo VIII
Tanto gusto
Cuando la gente habla de moral y de inmoral, la mayoría de las veces el sermón es sobre sexo. En lo que hace disfrutar a 2 sin dañar a ninguno no tiene nada de malo. Somos un cuerpo sin cuya satisfacción y bienestar no hay buena vida que valga.
Una de las funciones del sexo es la procreación, pero no puede limitarse solo a eso.
Hay quienes dicen que dedicarse mucho al sexo animaliza al hombre, siendo que son los animales los que lo utilizan para procrear.  Cuanto más se separa del sexo la procreación, menos animal y más humano resulta.
La inmoralidad sexual no es más que el miedo al placer, siendo este el más intenso y vivo, causa más recelo. El placer nos distrae, por eso el porqué de los tabúes y restricciones; precauciones sociales.
Los calumniadores del placer (puritanos) son aquellos que le temen a que les resulte irresistible. A los puritanos se les considera los más morales del mundo, aunque es más moral el sinvergüenza que el puritano.
Hay que saber entregarse al sabor del presente “carpe diem”, hay que encontrarle el guiño placentero a todo lo que hay.
El placer tiene una tendencia excluyente: si te entregas a él con demasiada generosidad es capaz de irte dejando sin nada con el pretexto de hacerte pasar bien; diferencia entre uso y abuso.
La ética consiste en apostar a favor de la vida vale la pena, ya que hasta las penas de la vida valen la pena, porque es a través de ellas como alcanzamos los placeres de la vida, contiguo a los dolores.

La mayor gratificación que puede darnos algo en la vida es alegría. Quien tiene alegría tiene le premio máximo y no necesita nada. La alegría es una experiencia que implica placer y dolor, muerte y vida.
La templanza es el arte de poner el placer al servicio de la alegría. Cuando el sentirte culpable te causa placer, estas pidiendo un castigo. Siempre hay alguien que sufre cuando tú gozas.
Reflexión:
El fin de los placeres es que vivamos nuestro día a día de una forma más agradable, lo que nos llevará a vivir con alegría. No debemos basarnos solo en el sexo, que es lo que menciona el autor, sino que debemos mirar más allá y ver los placeres que a diario disfrutamos.
Aquellos que se encargan de criticar todo tipo de placeres, es porque aún no han comprendido el significado de libertad, o puede ser también que temen vivir su libertad.
El miedo es un sentimiento que todos poseemos que nos paraliza y hace que tomemos decisiones o caminos equivocados. Pero también puede convertirse en nuestro mecanismo de defensa y hacer que reaccionemos y que en casos extremos podamos salvarnos de algún riesgo.
Como los placeres pueden volverse adictivos para el ser humano, pueden causarnos miedo y pos esto nos paralizamos, ya que las adicciones pueden causarnos daño en algunas ocasiones.
Capítulo IX
Elecciones generales
La política es una vergüenza, los políticos no tienen ética. La ética no es un arma arrojadiza ni munición destinada a pegarle buenos cañonazos  al prójimo en su propia estima. Sirve para intentar mejorarse uno mismo
¿Por qué los políticos tienen mala fama? Ocupan lugares privilegiados en la sociedad, sus defectos son más públicos. El hecho de ser conocidos no ayuda a tratarlos con ecuanimidad. Estás acostumbrados a prometer más de lo que quieren cumplir.

La ética y la política se relacionan. En el caso de su finalidad, las dos buscan vivir bien. La ética tiene el arte de elegir lo que conviene, y la política organiza la convivencia social. Sin embargo, existen diferencias.
La ética se ocupa de lo que uno mismo hace con su libertad, mientras que la política intenta coordinar lo que muchos hacen con su libertad. Para la ética la importancia es querer bien, para la política cuentan los resultados de las acciones. Hay diferencias entre la pregunta ética ¿Qué me hago a mí mismo?, y la preocupación política porque la mayoría funcione de la manera correcta.
Ningún orden político es tan malo que en él ya nadie pueda ser ni medio bueno. La responsabilidad la tenemos cada uno, lo demás es coartada.
Desde un punto de vista ético ¿cómo sería la organización política preferible?
Tendría que respetar al máximo las facetas públicas de la libertad humana, abstenerse a dictaduras; nuestro mayor bien es ser libres. En los sistemas políticos en que los individuos no son del todo responsables, tampoco suelen serlo los gobernantes.
No puede haber régimen político decente que no pretenda, por medio de leyes e instituciones, fomentar la justicia entre los miembros de la sociedad. Todo ser humano tiene dignidad y no precio, es la dignidad la que nos hace a todos semejantes.
Reflexión:
Debemos tener presente que en todo país es necesario que existan quienes tomen las decisiones importantes para éste, y por tanto, quienes se encarguen de velar por el bienestar de los seres humanos que allí viven. Si bien es cierto que los políticos se hacen mala fama ellos mismos, es un mal necesario para poder establecer normas y velar por el orden dentro de la ciudadanía.  Si bien la política se relaciona en algunos aspectos con la ética, ya que ambas buscan el buen vivir, se ve diferenciado ya que a través de la ética encontramos un bienestar personal, y la política en esencia está formada de humanos, los cuales cometemos errores. Es por esto que el bienestar de la comunidad resulta una utopía ya que siempre existirá la injusticia social.



CONCLUSIÓN

Es muy difícil comprender la vida, más aun cuando pasamos por procesos como la adolescencia y la adultez, mientras más pasa el tiempo adquirimos nuevas formas de ver las cosas, tenemos un pensamiento más racional.
A medida que analizábamos el texto comenzamos a desarrollar una nueva forma de pensamiento, claro está que toda persona tiene una manera distinta a la nuestra de ver la vida,  sin embargo enriquece escuchar y tolerar al resto.
En este texto el autor intenta explicar a su hijo el arte de la buena vida a través de distintas situaciones (unas más extravagantes que otras), las cuales necesitan de un análisis ético y moral para desarrollarlas de la mejor manera.
El autor nos muestra su punto de vista y nos hace al mismo tiempo comprender en que se basa la ética y la moral.
Para finalizar logramos comprender que muchas veces el egoísmo y la envidia nos invaden, intentamos ser mejores personas para ser aceptados por la sociedad y no somos capases de satisfacer nuestras necesidades porque realmente lo queremos, si no porque estamos acostumbrados a llevar una vida que gira en torno al resto.
Para llegar a ser personas ética y moralmente correctas debemos pensar primero en lo que realmente queremos y luego pensar en ayudar al resto, debemos ser tolerantes y respetuosos, puesto que todo punto de vista es válido.





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